“Hace años me trasladé de la capital al pueblecito en el que nací y en el que vivieron mis padres toda su vida. Es un pueblecito pequeño, todo de piedra, situado en la Sierra Norte de Madrid. Llevaba más de cuarenta años realizando consultas en mi propia casa. Fue entonces cuando decidí que debía seguir ayudando a las personas y convertirme en una de las videntes buenas, por ello decidí usar el teléfono para seguir hablando y ayudando a mis amigas de toda la vida. Una de ellas me habló de una amiga y así, poco a poco fui, cada vez, comprobando la efectividad de este medio y la comodidad que ello proporciona a las personas que deciden consultarme.”
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Esta es la respuesta de Rubí, una de las videntes que aparecen en http://lasmejoresvidentes.es/, cuando se le preguntó por qué prefería el teléfono y que ventajas aporta este método.
El caso de Rubí es muy común entre todas las videntes buenas que participan en esta página. Son por regla general videntes naturales con una dilatada experiencia en el arte de la videncia y profundamente amigas de todos los que deciden confiar en ellas. El rasgo común a todas ellas es ser más accesibles a las personas, mediante el teléfono, que las personas no tengan la necesidad de desplazarse para consultar o confiar su angustia. “La inmediatez del teléfono”, nos decía Rubí, “es lo que más me importa, porque puedo estar en el acto con aquella persona que me necesita”.
Rubí, una de las videntes buenas de verdad, una persona auténtica
Una vidente buena es un compendio de muchos elementos, de muchas cualidades y capacidades. No solo es necesario el conocimiento y la experiencia, el “don” innato que todas las videntes buenas que colaboran con nosotros tienen, además y el testimonio de Rubí así lo confirma, se necesita un ansia de ayudar y querer mejorar la situación de las personas.
El teléfono, de una manera u otra, democratiza el acto en sí de la videncia. Hace que personas que están en otro lugar puedan contar precisamente con esa “buena vidente” que le han recomendado y vive en la Sierra de Madrid, por ejempolo. El teléfono, además es inmediatez y es comodidad, ya nos lo decía nuestra apreciada amiga.
Tanto la fiabilidad como la con-fiabilidad del método telefónico radica en la persona, no en el canal. Rubí nos decía al respecto:
“Descolgar el teléfono y atender desde casa, a mis amigas me da vida. Me siento útil, me vuelven a llamar y voy acertando y ellas viendo y comprobando como mis consejos dan luz y fruto. Tengo un pequeño santuario, desde el que realizo mis predicciones. Es el lugar más especial del mundo para mí. Aquí me puedo concentrar y meditar sobre la persona que tengo al otro lado del teléfono. Suelo canalizar mi energía y la suya a través del tarot que suelo utilizar según voy profundizando en el tema.”
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Se podría decir, por lo tanto, que para que una vidente sea buena, antes tiene que ser buena persona, honesta y sería en su trabajo; después será una excepcional vidente natural porque dedicará todo su esfuerzo, su tiempo y sus energías para ayudar a personas que verdaderamente lo necesitan.
Es impresionante la paz y el hondo sentimiento que pueden transmitir estas personas. Para esté artículo hablé con Rubí unos veinte minutos, en ese tiempo sentí y comprobé la sensación de hablar con alguien especial. Fui sintiendo como una paz me llenaba por dentro, como poco a poco Rubí me transmitía una sensación de paz y de tranquilidad que muy pocas veces antes había sentido.
Gracias, Rubí.