¿Cuándo podemos afirmar quiénes son las videntes muy buenas? Esta pregunta, verdaderamente complicada, tiene infinitas respuestas. Quizá las más comunes serían:
- Cuando acierta siempre.
- Cuando ayuda e ilumina.
- Cuando sabe comunicar y transmitir.
- Cuando aporta paz interior y realiza un planteamiento serio de futuro
- Cuando es vidente natural y profundiza en cada tirada de cartas.
- Cuando ayuda y convierte su vocación y su experiencia en una entrega de afecto y videncia a los demás.
Lo cierto es que podríamos dedicar un día a escribir respuestas, todas ellas válidas y no terminaríamos la lista. Quizá, en el campo que nos ocupa, las videntes muy buenas son aquellas que aportan lo que la persona que confía en ellas demanda y necesita.
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El perfil de quien descuelga un teléfono o acude a una consulta puede ser de muy diverso rango. Una vidente buena puede saber mucho en su campo, pero esencialmente el arte de la clarividencia, no se trata de saber o de estudiar, ni siquiera de una dilatada experiencia, se trata más bien de saber comunicar, transmitir e iluminar desde dentro. Aportar, sin rodeos y sin ambages toda la información que esa persona demanda y necesita. Es así, a través de lo que aporta una experiencia, un “don profetico” y unos conocimientos, como con el tiempo y no sin esfuerzo pueden llegar a existir buenas videntes.
Características de las videntes muy buenas
Una buena vidente debe ser empática con quien reclama sus servicios, próxima y accesible. Ir sin rodeos al núcleo de la cuestión y no solo analizar el futuro o la demanda de esa persona, sino que también se hace necesario e imprescindible, analizar a través de su poder y mediante su voz y su energía vital y espiritual, un análisis de quien nos llama y requiere nuestra ayuda.
Es muy común que determinado perfil de personas llame pidiendo consejo para determinados problemas y queriendo saber la solución de todos ellos y su futuro, sin deparar que quizá el problema no está fuera de su persona, sino que radica en su interior.
Una buena vidente debe ser capaz, igual que sabe identificar y dar sentido a la simbología de los arcanos y traducir a palabras las percepciones que nos transmite la persona que tenemos en frente, una buena vidente, decía, debe ser capaz de adivinar cuál es el estado de ánimo y como tiene su energía espiritual. Quizá, a veces, más importante que el futuro, es hacer ver a esa persona que lo exterior se construye desde el interior; de esta manera podemos desde el interior cambiar el presente y también el futuro. El tarot aporta información, las videntes también puede aportar consejos, pero al final el futuro depende de uno mismo y sus decisiones.
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Por lo tanto podríamos decir que una vidente óptima y recomendable de ser primero, una persona honesta para después ser una vidente buena en su campo, lo cual le dota de las lecciones y el constante aprendizaje de una experiencia y unos conocimientos necesarios para el desarrollo de su arte y, por otro lado, se requiere también ser una buena vidente, lo cual implica ser persona, empática con quien llama y saber comunicar e iluminar, tanto en el exterior como el interior.
Todas las videntes que aparecen en nuestra web son el resultado de la experiencia, el compromiso, la efectividad y la empatía. Cada una desde su lugar de residencia, sea cual sea la hora, se prestan a ayudarnos, a sentirnos cómo nos late el alma y a iluminarnos desde dentro, se brindan a cambiarnos la vida con sus consejos, con sus poderes, su proximidad y su humildad.
Por fin… unas buenas videntes y a la vez, unas videntes buenas a nuestro alcance.